sábado, 21 de junio de 2008

Plinio el Joven

«Aún no había cumplido los trece años y ya tenía la sabiduría
de la vejez y la dignidad de la mujer, hermanando, sin embargo,
la gracia de la mocedad con el recato de la doncellez. ¡Cómo se
colgaba del cuello del padre! ¡Con qué cariño y con qué castidad
al mismo tiempo nos abrazaba a los amigos de él! ¡Cómo quería
a sus amas, a sus preceptores y a sus maestros, cada uno según su cargo! ¡Con cuánta laboriosidad y talento seguía sus estudios! ¡Cuán raras veces y con cuánto seso se ponía a jugar! ¡Y con qué serenidad, con qué paciencia y con qué energía soportó su última enfermedad!

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